Editorial Nº 23

La sigla “HSH” (hombres que hacen sexo con hombres) desata en el mundo del activismo gay furia, rencor y burlas. De los jóvenes escucho a veces sátiras (“¿quién es el hacheeseache que vive en Fuerte Apache”?), de los mayores escucho incomprensión (¿y cómo te das cuenta de que un tipo es HSH?), de los más fanáticos escucho violencia (“decir eso es traicionar a la causa de la identidad gay”) y conclusiones contrarias a la percepción de la realidad (“eso de HSH es una discriminación contra las travestis”, y también “la identidad gay es el mejor modo de defenderse del VIH”).

 

 

Esta disputa es un conflicto inducido por ideologías que se sobreponen al movimiento de liberación gay y que lo posponen en sus prioridades: también debe de haber un elemento de homofobia internalizada, o de lucha facciosa. Las travestis son mujeres por género, como elección de vida adulta, y hombres por sexo de nacimiento; muchas pueden adoptar la identidad de mujer o la de varón alternadamente; y varias mantienen su identidad de varón y pueden adoptar la de mujer en ocasiones especiales (se “transforman”).

La vida y la sexualidad son complejas, pero en materias de salud todo se simplifica, porque el peligro y la muerte unifican a todos; y no hay en este momento en el subgrupo poblacional al que pertenecemos mayor causa de muerte que el VIH.

“HSH” es la designación, es el instrumento intelectual que SIGLA adoptó como ideología útil para favorecer la prevención de la epidemia de VIH. ESPEJO apuesta a desarrollar nuestra capacidad retórica, dialéctica, intelectual y científica, para oponerse al avance del VIH, de los fundamentalismos religiosos y políticos y de la sobre-simplificación médica.

Por otra parte, entre las lesbianas hay casos aislados de infección, que no crecen más allá de lo documentado (es decir, no hay epidemia), y que, a pesar de poseer temas de salud específicos y de que su realidad se complejiza al incluir a las mujeres bisexuales y a las heterosexuales en busca de experiencias (así me lo definió una muy querida mujercita que volvió a visitarnos), se sigue desatendiendo sus propias vulnerabilidades persistiendo en hacer versiones femeninas de la prevención para varones, olvidándose de que el género no es simétrico (la asimetría entre mujeres y varones es la base de la teoría de género).

La Iglesia Católica, bajo la conducción de Benedicto XVI, está liderando una violenta ofensiva que puede significar graves derrotas para nosotros, pero no tiene ya argumentos intelectuales ni científicos para esgrimir. Solamente apela al fanatismo y al irracionalismo; sus mejores pensadores están ausentes del ataque contra nosotros. Los católicos fundamentalistas nos dedican insultos, agresiones, difamaciones y descalificaciones; y nosotros, en lugar de mostrar a la población general que todo eso es irracional, respondemos con insultos, agresiones, difamaciones y descalificaciones.

Necesitamos elevar el nivel del debate, en la religión, en la salud y en los derechos. ESPEJO está publicando en español, y en el sur del sur, los textos que fundamentan y documentan la lucha intelectual de lo que llamamos minorías sexuales. No podemos perder tiempo y energías en discutir cómo debemos llamar al subgrupo poblacional en el que estamos incluidos: gays, HSH, minorías sexuales, comunidad GLTTTBI, población queer. Son conceptos y fraseologías afines; responden a perspectivas distintas y a recortes distintos de la realidad, pero globalmente y grosso modo nos conducen a percibir la misma sección de la realidad.